LOS MUNDOS OCULTOS,   LAS OTRAS LLAMADAS,

por Amir Valle.

Multiplicidad de lenguajes, amplitud de registros, poéticas disímiles usualmente seductoras suelen ser términos escogidos por los críticos para hablar del actual discurso femenino en la narrativa cubana que hoy se escribe en los estrechos márgenes líquidos de la isla o en los abiertos universos donde, también, alguna mujer reinventa esa isla.


    Hay una coincidencia: la explosión, el estallido de calidad de este fenómeno narrativo no ha tenido precedentes en toda la historia de las letras cubanas; no es un invento de ciertas estrategias comerciales de las editoriales en Cuba o el extranjero. Las escritoras (nótese el género: femenino, y el número: plural) abundan. Las obras (básicamente en los géneros cuento y novela) abundan, y resaltan del mismo modo en que resalta esa otra narrativa escrita por el sector que tradicionalmente ha estado a la cabeza de la literatura: los escritores (nótese el género: masculino, y el número: plural).


    Todo como parte de un fenómeno mayor que ocurre en la literatura latinoamericana: el esplendor literario de un fin de siglo y el ímpetu del arranque de las letras y la creación en un nuevo siglo y un nuevo milenio.


    Elvira Rodríguez Puerto, desde fines de los 90, es considerada en Cuba, por la crítica, los escritores y los lectores, una de las voces esenciales de ese discurso escrito por la mujer, en primera instancia, y parte de ese gran coro de voces escriturales que conforman la narrativa cubana actual, en segunda instancia.


    ¿Qué propone esta escritora de aportativo, novedoso, vital con su accionar estético y su exquisita poética? Propone un pulido del idioma, un respeto obsesivo por las claves comunicativas de la palabra y el lenguaje (obsesión, por cierto, nada fácil de mantener en su nivel de calidad, a lo largo de toda su obra), y ello la convierte en una especie de “rara avis” de nuestras letras. Propone el trabajo de orfebrería con el símbolo como esencia de su mensaje poético, desde una perspectiva intimista que nace de su mirada de poeta, buscando desgranar los sentidos ocultos, los mundos invisibles de ese símbolo que puede ser un personaje, una acción, una palabra, e incluso (y esto es aún más aportativo) la anécdota misma. Propone una incisión particular en el universo íntimo y siempre explosivo de la mujer: sus traumas, obsesiones, miedos, frustraciones, pensamientos regidos por el dogma de la costumbre y el prejuicio; y esa cortadura aplicada por Elvira mediante cada uno de sus cuentos e historias fabuladas, le ofrecen a su narrativa una proyección menos insular, menos localista, más universal: los problemas de sus personajes, los conflictos de su fabulación no son cuestión “de los cubanos”, sino que alcanzan esa otra dimensión que hace de las letras un fenómeno que a todos pertenece, donde quiera que vivan sus universos personales. No por ello, la cubanía deja de estar husmeando en todas partes de su obra.


Propone Elvira el regodeo silencioso, casi invisible, subterráneo tal vez sea la palabra exacta, para esa violencia cotidiana escondida detrás de cada gesto humano, de cada acción humana, de cada palabra dicha o callada: de allí nacerá el clímax  volátil, fulminante, de sus historias.


Propone Elvira (y en ello los críticos han encontrado otra de sus peculiaridades) la novedad del movimiento poético de la prosa, del decir sugerido, de la parábola para enfrentar los más duros temas, los más escabrosos conflictos; y esa movilidad lírica le añade a sus textos una visualidad única, casi fantasmal, casi onírica, pero asentada en esas otras llamadas de la sangre que son las grandes aspiraciones humanas.


Elvira Rodríguez Puerto sabe enfrentar el reto mayor de un artista de la palabra: la irreverencia desde la belleza, la acidez de juicio crítico desde la cordura, la defensa de la libertad de su mundo fabulado desde la libertad íntima de esas tragedias existenciales que cabalgan junto a todo escritor.


La palabra es su don. Y es palabra cargada como un arma que apunta a la sien.


foto © javier buergo

serie "nosotros de árabes" (proyecto fotográfico con elvi)